La asignatura Urbanística I se centra en la formación del alumno en el proyecto urbano, en su escala intermedia. Entre los objetivos de la asignatura está proveer al alumno de la capacidad de análisis de la problemática urbana desde los aspectos sociales, ambientales y físicos. Ese aprendizaje será esencial para que el alumno pueda proyectar soluciones urbanísticas a retos planteados en ámbitos reales de trabajo. La asignatura tiene una metodología fundamentalmente práctica, en la que los profesores van guiando al alumno en su proceso de proyecto e intervención urbana.
INTERVENCIÓN EN CIUDAD CONSTRUIDA: ORDENACIÓN BAHÍA.
El primer ejercicio del curso versará en una reflexión sobre los modelos de ocupación residencial vinculados al turismo en épocas recientes, y sus posibilidades de adaptación a dinámicas más actuales, junto a la necesidad de propiciar una desestacionalización del modelo de desarrollo ligado al turismo de sol y playa.
El emplazamiento de Bahía ofrece al alumno la posibilidad de trabajar sobre una zona residencial, con escasas dotaciones y espacios libres públicos, en relación con los estándares actuales. Su conexión con el borde costero, y con el núcleo original del Puerto de Mazarrón, lo convierten en un polo de articulación entre lo puramente urbano, y lo meramente turístico, que ofrece la posibilidad de trabajar para una mejora urbana sustantiva.
INTERVENCIÓN EN (DES)BORDES URBANOS: LOS EXTREMOS DEL EJE MAZARRÓN-PUERTO.
El segundo ejercicio del curso pretende que los alumnos trabajen en la definición y ordenación de los bordes urbanos, tanto del Puerto de Mazarrón, como de Mazarrón.
En una primera fase los alumnos explorarán la necesaria articulación territorial entre ambos núcleos de población, incidiendo en la necesidad de revitalizar el eje (actual RM-332) de conexión entre ellos.
En la segunda fase, los alumnos trabajarán diferenciadamente en los ámbitos de borde de ambos núcleos (Mazarrón y Puerto), en la parte más cercana al eje de conexión entre ellos. En dichas actuaciones, los alumnos propondrán ordenaciones que sirvan para incorporar nuevos modos de habitar, espacios públicos de calidad, servicios y equipamientos suficientemente dinámicos para ejercer de polo de atracción entre ambos núcleos. Todo ello, con la necesaria definición de borde urbano, y su conexión con el paisaje circundante.